En pleno siglo XXX
Había una vez un hombre que ansiaba encontrar un vicio. Tenía más de treinta años y la mitad de su vida la había gastado en trabajos, estudios y actividades extracurriculares que fomentaban el deporte y el arte, hasta que un día se cansó de esa vida tan vacía y poco esperanzadora, por lo que decidió cambiar. Lo malo era que no sabía cómo empezar. Desvelarse era un martirio, pues casi siempre despertaba a las cinco de la mañana cuando todos llegaban a dormir. Se sentía activo y pleno. Sus amigos le ponían trampas, pero simplemente no encontraba el tiempo para descansar un poco y tomarse tan siquiera un trago...Y no hablemos de los hábitos, todos totalmente asignados y con rutinas muy establecidas. Pobre hombre, era un caso perdido. Un día conoció a Cristina, una joven de diecinueve, llena de experiencias. Era una DJ famosa y su aspecto palidezco y sombrío la situa...