Cuando pienso en ti Señor, Pienso en tu Gloria. Pienso también en mí, y en nuestra historia. Cuando voy a ti, ¡Mi amado! Obtengo el perdón eres Tú, El Crucificado a quién doy mi corazón. Háblame desde la Cruz y en tus llagas escóndeme. Oh mi buen Jesús: Llámame y respóndeme. Que si no es a Ti... ¿A quién voy? Si solo dentro de tus llagas, soy. Fuera de ellas, no existo. Y por tu Misericordia, de Esperanza, me visto. Cuando pienso en ti Señor, en las bodas de Caná... También pienso en ti, Mamá. ¡Qué grande tu fe y entrega María! Gracias a tu Sí, hoy tengo alegría. Gracias a tu Sí... Tu Hijo se queda conmigo, en un pedazo de pan y en una copa de vino. Cuando pienso en ti, Señor, en el mar de Galilea, también pienso en mi tarea... y por más pequeña que sea: ¡Qué así sea! Llámame a pescar , Señor. Yo echo las redes, Aquí tienes a tus hombres... y a tus mujeres. Y que tu mirada eterna sea el norte de mis pasos durante las tardes de invierno y la de los ocasos... o cuando por las olas,
Nadie le quiere abrir la puerta. La mantendremos cerrada. Y haremos nuestras casas, de ahí, lo más alejadas. Y nos subiremos al barco, que nos lleve a esa playa, donde la arena es muy fina, donde la miel no se acaba. Y construiremos castillos, con la arena muy blanca. Hasta que algo despierte, nuestro estéril letargo. Culparemos a las nubes , o culparemos al barco. Sin estúpidos castillos, ni refugio...ni contacto. Arrastrados por una ola, de vuelta al lugar temido, y después de tanta sal ahogando algún gemido. Y después de tanta sal, por una cruz seguimos vivos. Bendeciremos a la tierra. Bendeciremos a la lluvia. Cosecharemos con respeto. Cosecharemos ya sin culpa. Y a la puerta llamaremos, - a golpes de herederos -, reclamando nuestro reino, reclamando lo que es bueno. ¿Saldrá la adversidad? Sí. Pero esta vez.. ¡no temeremos!
La bulla me ignora y a penas me ve. pero quiere tocarme y marcha a mi alrededor con agudos chillidos, graves tristes, susurros necios, risitas burlonas. ¡No la reconozco! y ella parece tener el control y saber quién soy. Pero esa, no soy. y Surge una grieta, hundida en la esencia, y de ella sale un silencio, dulce y blanco, quieto y sabio. se deja atrapar. Esa sí soy.
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