Cuando pienso en ti Señor, Pienso en tu Gloria. Pienso también en mí, y en nuestra historia. Cuando voy a ti, ¡Mi amado! Obtengo el perdón eres Tú, El Crucificado a quién doy mi corazón. Háblame desde la Cruz y en tus llagas escóndeme. Oh mi buen Jesús: Llámame y respóndeme. Que si no es a Ti... ¿A quién voy? Si solo dentro de tus llagas, soy. Fuera de ellas, no existo. Y por tu Misericordia, de Esperanza, me visto. Cuando pienso en ti Señor, en las bodas de Caná... También pienso en ti, Mamá. ¡Qué grande tu fe y entrega María! Gracias a tu Sí, hoy tengo alegría. Gracias a tu Sí... Tu Hijo se queda conmigo, en un pedazo de pan y en una copa de vino. Cuando pienso en ti, Señor, en el mar de Galilea, también pienso en mi tarea... y por más pequeña que sea: ¡Qué así sea! Llámame a pescar , Señor. Yo echo las redes, Aquí tienes a tus hombres... y a tus mujeres. Y que tu mirada eterna sea el norte de mis pasos durante las tardes de invierno y la de los oca...
Hay que ver las sombras de la vida, a través de la Luz, que venció la oscuridad. No es lo mismo ver el árbol reflejado en el pasto, que desde el pasto, ver al árbol florecer. Fortalece tu alma para alzar la vista al cielo. Alcanza los frutos del árbol. ¿Estás preparado para tanta belleza? Mientras meditas esto, bajo su sombra... concentrate en la verde esperanza. Echa raíces en tierra fértil y sólida. Rodéate de flores, pájaros y cantos. Porque en la sencillez está lo importante. Cosecha amistades verdaderas, para los tiempos más áridos. Aprende a conocer tus debilidades, y lucha por multiplicar tus talentos. En las debilidades confía en el Señor, Él se glorifica cuando llegue tu victoria. ¡Porque llegará, tenlo por seguro! Resiste a la tentación... de querer cobijarte en otro árbol, de querer ir de rama en rama, supuestamente más verde. Supuestamente mejor. Resiste como el ave junto a su nido, y bajo la tormenta: Con valentía y honor. Resiste el frío del invierno, ese que te hace...
La distancia nos hace escribir, (me dicen), yo todavía no puedo. Te tengo a ti que me lees. Una hoja en blanco y el abecedario. Un libro roto de autores chapines y los treinta cinco volcanes de Ricky López. Lo siento… nada que darte, o quizás solo esto: Un techo y cuatro paredes con vista a los Andes. Con un sol que se duerme más tarde, y una luna que ya no se pinta de plata, sino de cobre. Se me termina el recurso, veo que no tengo nada. Quizás te sirvan mis sueños pospuestos, o el amor de una madre, por un hijo extranjero. O la lágrima enviada ayer por correo ¡Lo siento, pero todo me falta! Me falta el viento de tu barrilete, Me falta tu rico noviembre… Me sobra el verano, y me asfixia el calor. Siento lo dulce en el fiambre. Siento el amor del domingo. Siento el azul de los nuestros. Y la primavera en las venas. Y en el corazón tengo lo que no puedo dart...
Comentarios