La adversidad
Nadie le quiere abrir la puerta.
La mantendremos cerrada.
Y haremos nuestras casas,
de ahí, lo más alejadas.
Y nos subiremos al barco,
que nos lleve a esa playa,
donde la arena es muy fina,
donde la miel no se acaba.
Y construiremos castillos,
con la arena muy blanca.
Hasta que algo despierte,
nuestro estéril letargo.
Culparemos a las nubes ,
o culparemos al barco.
Sin estúpidos castillos,
ni refugio...ni contacto.
Arrastrados por una ola,
de vuelta al lugar temido,
y después de tanta sal
ahogando algún gemido.
Y después de tanta sal,
por una cruz seguimos vivos.
Bendeciremos a la tierra.
Bendeciremos a la lluvia.
Cosecharemos con respeto.
Cosecharemos ya sin culpa.
Y a la puerta llamaremos,
- a golpes de herederos -,
reclamando nuestro reino,
reclamando lo que es bueno.
¿Saldrá la adversidad? Sí.
Pero esta vez..
¡no temeremos!
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